Habitualmente uno cree que la venta se inicia en el momento de ponerla en el mercado. Pues no es así.
El proceso empieza su camino mucho antes, cuando se germina la necesidad de vender, incluso sin que el propietario la perciba como tal.
Puede ser por un conflicto conyugal irresoluble que, muy probablemente, acabará con la venta del domicilio común.
También por problemas económicos graves cuya única solución será la venta de un inmueble.
Hay motivos más alegres como la próxima llegada de un hijo, normalmente el 3ro, que obliga a precisar de más m2 de hábitat familiar.
Cuando los hijos abandonan la casa familiar, los padres perciben que son muchos m2 y buscan algo mas practico.
Una futura herencia de patrimonio inmobiliario también resultará en la necesidad de vender después de resolver las posibles desavenencias familiares.
Cambios laborales, de situación económica, familiar, la jubilación…muchos aspectos en nuestras vidas que nos abocan a un cambio de vivienda.
Porque nuestra casa es el envoltorio material y emocional de nuestras vidas y debe adaptarse a nuestra evolución y momento personal, no al revés.
Y detectar con antelación esa necesidad de cambio de vivienda, anticiparse a ello, ayuda mucho a evitar problemas.
