Experiencias en el dia a dia de un agente inmobiliario

Me vienen esta tarde dos propietarios de un piso Juanjo y Miguel, en la zona de san Nicolás en Murcia capital que han heredado, me cuentan llevan tiempo intentando venderla aproximadamente un año, la han bajado hace un par de meses después de llevar un año con el precio antiguo y a pesar de la nueva bajada, aún sigue sin tener visitas de compradores , les explico que tal vez la razón de ello sea un precio elevado, a lo que los compradores están dispuestos a pagar por esa casa, además de las condiciones estéticas para estar lo más bonita a ojos del comprador y una falta de difusión publicitaria, en los lugares donde los compradores buscan viviendas de ese tipo, en esa zona y que la vivienda lleva mucho tiempo expuesta en el mercado y no es atractiva para el comprador. Una vez explicado, Miguel me pregunta, ¿Si nosotros vendemos, no tendríamos que pagarle a la inmobiliaria? a lo que le respondo que si es por el a través de un vecino, amigo o familiar en ese caso no le cobramos al comprador que puede enseñarla y que del precio y las condiciones trate con su agente inmobiliario y les comente que los honorarios van a cargo del vendedor. Otra opción es que el comprador contacte a través del marketing  nuestro que le hemos aplicado. Y les cuento que yo no les cobro por traer un comprador, yo les cobro por todo lo que hay que hacer antes para cuando venga un comprador diga me la quedo y todo lo que hay que hacer después para que esté a nombre del nuevo comprador. Veo que mi explicación no les ha hecho entender mi trabajo por lo que opto por explicárselo con un símil taurino. Imagina un torero que hace una buena faena ante el toro acompañado de aplausos del público y cuando llega el momento de darle la estocada, tu cojes la espada y se la das tú y como consecuencia de haber matado tú al  toro, te llevas las orejas y el rabo.

A continuación le comente que hay que respetar el trabajo de las personas  y que si ellos no lo ven así, mejor que sigan probando por su cuenta o bien hablen con otro agente inmobiliario que no se respete como persona y profesional.         

Escrito por Juan Francisco Valera